Los rábanos poseen gran cantidad de vitamina C, antioxidante encargado de eliminar los residuos que se acumulan en el organismo tales como conservantes, colorantes, etc.
La vitamina C también es necesaria para la formación del colágeno, que es la base de huesos, nervios y tendones.
El zumo de rábano utilizado de forma externa ayuda a curar las heridas de la piel y favorece la cicatrización en casos de quemaduras o congelación.
También parecen tener una importancia grande en la curación del cáncer y en la inhibición de las células cancerosas, por su contenido en un tipo de azufre, que se denomina metanetiol. Se puede usar sus semillas para hacer una tisana con propiedades anti cancerígenas.
Por otro lado, esta raíz constituye una bendición para el aparato digestivo: aumenta la flora instestinal incrementando aquellas bacterias necesarias en tracto digestivo. Neutraliza las bacterias perjudiciales para la salud, responsables de gases, podredumbres y pesadez intestinal en general.
También ayuda al estreñimiento crónico, la colitis o diarrea.
Es un estimulante biliar por lo que ayuda en la digestión y refuerza el hígado.
El rábano es rico en fibras que arrastran residuos intestinales, previniendo infecciones y evitando el estreñimiento.
Es de gran ayuda para la obesidad, la artritis o la hipertensión, también para los que tienen piedras o arenilla en el riñón o vesícula.
Es uno de los mejores desodorantes naturales para pies o axilas, usando su jugo.
También es maravilloso para el hipertiroidismo y ayuda a prevenir el cáncer de colon.
Se ha descubierto que ayuda a disminuir la segregación de mucosas que ocasiona el consumo de lácteos, así como la producida por alergias, sinusitis, asma, etc.
Conociendo sus innumerables beneficios es obligatorio incluirlo en nuestra dieta.
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