martes, 25 de octubre de 2011

EL COLAGENO, TRATAMIENTO ORTOMOLECULAR PARA LA ARTRITIS Y LA OSTEOSPOROSIS

El colágeno es la proteína más abundante de nuestro cuerpo y el componente básico de la piel, huesos, ligamentos, tendones y cartílagos, incluidos los que protegen las articulaciones.

También forma la estructura de la pared de los vasos sanguíneos, córnea ocular, dentina, encías y cuero cabelludo, así como del tejido conectivo que envuelve nuestros músculos y órganos vitales.

Como todas las proteínas, el colágeno está constituido por cadenas de aminoácidos. Pero el colágeno presenta dos características que le hacen único. En primer lugar, su composición presenta un alto contenido en los aminoácidos glicina y prolina, siendo la única proteína con las formas hidroxiladas de la prolina y la lisina.

Además, el colágeno es una proteína fibrilar, con una estructura muy larga y compleja. Se forma a partir de tres cadenas, de unos 100.000 Daltons cada una (unos 1000 aminoácidos), que se enrollan y enlazan formando las llamadas triples hélices de tropocolágeno. Estos tropocolágenos se enlazan por sus extremos, formando largas hileras que, a su vez, se alinean paralelamente, uniéndose para formar las microfibrillas, que queden estabilizadas por puentes de hidrogeno. Estas microfibrillas también se alinean y unen en paralelo para formar las fibrillas, las cuáles hacen lo mismo, originando las fibras.

Son estas fibras de colágeno las que aportan su gran resistencia y elasticidad a los tejidos que forman nuestro sistema locomotor, de sustentación y protección.

Aunque una dieta rica en colágeno podría hacer innecesaria la suplementación con esta proteína, nos encontramos con que no todo el colágeno que ingerimos es utilizado por nuestro organismo con la misma eficacia y rapidez. Como hemos visto en el apartado anterior, el colágeno nativo es una molécula grande y compleja, de difícil absorción por el aparato digestivo.

Si lo ingerimos crudo, prácticamente no se aprovecha e incluso puede provocar digestiones largas y pesadas, originando flatulencia y malestar. Además, muchos de los alimentos con un alto contenido en colágeno presentan perfiles nutricionales poco recomendables para una dieta diaria, bien sea por su alto contenido en grasa (embutidos) o en azúcares (postres gelatinosos), o por requerir tiempos largos de elaboración (caldos de carne y pescado, algunos platos de la cocina tradicional a base de cartílagos como los pies de cerdo, cocidos, etc.).

COLAGENO Y ARTROSIS

la artrosis es una enfermedad articular crónica muy dolorosa, que consiste en la fragmentación y pérdida de cartílago hialino, con posterior formación de osteofitos y esclerosis ósea.

Es la artropatía más frecuente, hasta el punto de que más del 70% de los mayores de 50 años tienen signos radiológicos de artrosis en alguna localización.

La prevalencia aumenta claramente con la edad, siendo rara en menores de 45 años, presentando una mayor incidencia en mujeres que en hombres.

Equipos científicos de diferentes países han intentado comprobar esta hipótesis y, prácticamente todos los que han utilizado dosis mayores a 7 g/día durante periodos entre 3 y 6 meses, han obtenido resultados positivos, tal como lo podemos ver en este apartado dedicado a los estudios iniciales y en el siguiente donde se exponen los estudios clínicos más recientes, en los que ya se ha valorado la significancia estadística de los resultados obtenidos.

En 1979, el Dr. Krug (Alemania) administró un preparado de hidrolizado de gelatina (equivalente al HC), con vitamina A y L-cistina a una dosis de 7 g/día durante 6 meses, a 120 pacientes entre 13 y 70 años, que presentaban diferentes patologías en articulaciones periféricas y en la columna vertebral, así como lesiones post-traumáticas de cartílago. Las conclusiones del estudio fueron que la mayoría de las lesiones articulares y condropatías tratadas en estadios tempranos reaccionaron de forma positiva al preparado con HG, demostrando un enlentecimiento en el curso de la enfermedad y una disminución en la sintomatología clínica. El efecto positivo fue mayor en los pacientes jóvenes y la tolerancia del preparado fue excelente (16).

En 1982, el Dr. Götz (Alemania), en un estudio sobre pacientes jóvenes afectos de condropatía rotuliana, obtuvo una clara mejoría de los síntomas en el 80% de los casos tratados durante tres meses con un suplemento a base de HG combinada con acetato de retinol y L-cisteína (17).

En el año 1991 el Dr. Adam, del Instituto Reumatológico de Praga (República Checa), llevó a cabo un estudio clínico doble ciego, de dos meses de duración, en 52 pacientes con artrosis de cadera y rodilla. Los agentes, en dosis de 10 g día, fueron: gelatina, gelatina suplementada con glicina y fosfato cálcico, HC y un placebo (ovoalbúmina). El dolor articular se valoró mediante una escala Liker y el consumo de analgésicos. Los resultados demostraron una neta disminución del dolor percibido por los pacientes que habían ingerido los productos de gelatina/colágeno, especialmente el HC, con una clara reducción de su consumo de analgésicos.

En el año 1996, el Dr. Beuker, del Departamento de Medicina Deportiva de la Universidad Heinrich Heine de Düsseldorf (Alemania), estudió un grupo de 100 personas de edad avanzada a las que clasificó en dos subgrupos: a uno se le suplementó la dieta con una dosis diaria de 10 g de HG durante 6 meses, al otro grupo con un placebo. En este estudio sobre una población geriátrica, el tratamiento con HG muestra una clara mejoría en la función articular y más del doble en el descenso del dolor percibido por los pacientes tratados respecto a los que habían recibido el placebo.

COLAGENO Y OSTEOSPOROSIS

La osteoporosis es una de las enfermedades óseas más extendidas. Generalmente se presenta a partir de los 50 años, siendo 8 veces más frecuente en la mujer que en el hombre.

La pérdida de masa ósea origina una menor resistencia del hueso que provoca roturas de cadera, de los huesos de la muñeca o de las vértebras.

Hasta ahora la prevención de la osteoporosis a través de la alimentación se había basado en suplementar la dieta con sales cálcicas. Sin embargo, cada vez es más evidente que la descalcificación del hueso está más ligada a la incapacidad de fijar el calcio al entramado de colágeno que a una falta de sales cálcicas en la dieta, y que la falta de fijación del calcio a la estructura colágenica es el resultado de la pérdida de colágeno en este tejido debido al envejecimiento de esta proteína.

Este hecho ha llevado a muchos investigadores a pensar que suplementar la dieta con un colágeno fácilmente disponible y asimilable (hidrolizado de colágeno), podría ayudar a combatir o a prevenir esta grave enfermedad. A pesar de los resultados alentadores obtenidos en cultivos in vitro sobre osteoblastos y osteoclastos (acceder a la entrada “Estudios científicos no clínicos”), hasta ahora no se han podido hacer estudios clínicos de gran alcance al respecto, debido a que probar esta hipótesis requiere tiempos muy largos y “n” muy elevadas, así como técnicas de medida fiables y comparativas, a un coste asumible.

Sin embargo, disponemos de un buen trabajo piloto del año 1999, realizado por el Dr. Adam del Instituto Reumatológico de Praga (República Checa). Fue un estudio clínico doble ciego, aleatorizado, sobre 94 mujeres diagnosticadas de osteoporosis posmenopáusica. A la mitad del grupo se le suministró un suplemento de HC con calcitonina y a la otra mitad se le administró lactosa (placebo) y calcitonina. Se comparó los niveles de piridinolina urinaria/creatinina y deoxipiridinolina urinaria/creatinina (indicadores de la degradación del colágeno, la mayor parte de la cual puede atribuirse a la degradación de colágeno óseo) en orina, al inicio del tratamiento y a los 6 meses, encontrando que, en las pacientes que se les había suministrado el suplemento, estos valores se habían reducido más del doble que en las pacientes tratadas con placebo (p< 0,05). 

Su conclusión fue que la terapia para pacientes con osteoporosis posmenopáusica consistente en suplementar la dieta con colageno y calcitonina.



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