martes, 14 de enero de 2014

NUTRIENTES PARA CONSERVAR LA VISTA TODA LA VIDA



La degeneración macular asociada a la edad (DMAE) es una enfermedad grave que conlleva la pérdida progresiva de la visión. De hecho, en pacientes mayores de cincuenta años es la primera causa de pérdida de visión en occidente. 

Hasta ahora, ni la cirugía ni la medicina convencional han conseguido resultados convincentes, pero la nutriterapia (medicina natural a través de la nutrición) ofrece vías muy esperanzadoras.

¿Qué es la DMAE?
La DMAE es una enfermedad de la retina, la membrana que se encuentra en la parte interior del ojo y que contiene los receptores de la vista. Esta enfermedad produce la sensación de ver borroso. Al principio es una pequeña molestia; sin embargo, la visión difusa provocada por la DMAE no tarda en interferir en las actividades diarias, como leer un cartel o unas instrucciones, sobre todo a partir de los 65 años. Puede también llegar a ser la causa de accidentes de tráfico, al no permitir visualizar una señal, o de caídas, al no ver un escalón o un bordillo. También puede llevar a cometer un error fatal, por ejemplo, al no ser capaces de leer con claridad las indicaciones de un medicamento. 

Y con la vista también se esfuman los grandes placeres de la vida: leer un libro, trabajar en el huerto, disfrutar del espectáculo de la naturaleza o visitar una exposición ya no proporcionan la misma satisfacción porque ya no se pueden apreciar los detalles. Ya sólo se puede ver el rostro de nuestros amigos o la sonrisa de un niño a través de una nebulosa; ya no podemos realizar ninguna tarea que requiera manipular pequeños objetos o realizar movimientos muy precisos, y nos damos cuenta de que la esencia de la vida... ¡se nos escapa!

Para reducir los riesgos de la DMAE, hay que tratar de "alimentar" a nuestros ojos: el efecto será preventivo y retrasará la aparición de la enfermedad si se encuentra cerca de los cincuenta. A partir de los sesenta y con una vista ya dañada, seguir un programa intensivo de nutriterapia puede mejorar la visión. 
Los nutrientes que aportemos a los ojos tienen como objetivo protegerlos y reactivar la circulación sanguínea para restablecer una visión funcional. 
Los ojos son uno de los órganos vitales que más sufren, sobre todo en la actualidad, por el uso generalizado de pantallas luminosas (de ordenador, tablets o smartphones) y la contaminación.

De hecho, los ojos son una máquina que concentra la luz gracias a un ingenioso conjunto formado por la córnea, el iris, el cristalino, la retina y la mácula. Esto nos permite identificar una increíble cantidad de detalles en nuestro entorno próximo y lejano: se calcula que el 80% de nuestras percepciones sensoriales proceden ¡de la vista! 
Pero tengamos en cuenta que esta enorme cantidad de luz golpea una superficie de unos centímetros cuadrados que se encuentra en el interior del ojo, la retina, y más en concreto, una zona minúscula llamada "mácula", responsable de la visión central. La mácula nos permite ver las formas, los colores y los detalles de manera clara y definida. 

Durante todo el día, las células son bombardeadas por partículas de luz cargadas de energía, los fotones, y por todos los oxidantes producidos en nuestro organismo debido al estrés, la contaminación o simplemente el envejecimiento. Así terminan deteriorándose. Los conos y los bastoncillos pueden morir y, por ello, la vista se vuelve borrosa. 
Pero no tenemos por qué esperar de brazos cruzados a que la fatalidad se cierna sobre nosotros. 
La naturaleza produce sustancias vegetales y animales que nos pueden ayudar a proteger los ojos.
Siete estrategias para proteger los ojos de forma natural.
A pesar de lo que le diga el médico, existen formas de proteger los ojos:

Deje de fumar. Todos los humos que entran en el cuerpo, incluido el del tubo de escape de los vehículos a motor, traen consigo miles de millones de radicales libres, moléculas agresivas capaces de dañar o destruir las células. Las células de la retina y de la mácula son especialmente sensibles a los radicales libres, puesto que su fuerte exposición a la luz ya les fuerza a sufrir una presión constante. Y no hablemos del humo del tabaco.

Vigile la tensión. Los ojos se encuentran recubiertos de vasos sanguíneos microscópicos, los capilares, que irrigan las células de la vista. Si tiene la tensión demasiado alta (y recuerde que no hay forma de saberlo si no se controla regularmente), los capilares acaban por dañarse.
Tenga cuidado con el azúcar en sangre. Un nivel excesivo de glucosa en la sangre daña fuertemente los capilares. Por eso, las personas diabéticas corren el riesgo de quedarse ciegas, o hasta de sufrir una amputación cuando los vasos sanguíneos se han destruido y los miembros ya no reciben irrigación. 

Tome mucha verdura. En especial berza, espinacas y brócoli, pues las investigaciones médicas han demostrado que esta clase de dieta mejora la vista, al ser rica en carotenoides, y en particular luteína. 

Aumente sus aportes de omega-3. Una alimentación equilibrada en omega-3 mejora la vista. Consuma más pescado azul o tome suplementos de omega-3 procedente de sustancias vegetales como la chía.
Coma pequeños frutos negros (grosellas, arándanos, moras...). Son ricos en antocianinas, pigmentos que actúan como una "crema solar" para las células, protegiéndolas de los daños provocados por la absorción de las radiaciones de alta frecuencia y en especial los rayos ultravioleta. 
Coma yemas de huevo a diario. La yema de huevo es la fuente alimentaria más importante de zeaxantina, un pigmento antioxidante que protege la mácula de agresiones exteriores. Los investigadores aconsejan comer dos huevos al día para proteger nuestros ojos. 

Los mayores de 55 años a los que les preocupa la evolución de su vista pueden contemplar la ingesta adicional de suplementos alimenticios. 
La luteína y la zeaxantina son compuestos llamados xantofilas (que pertenecen al grupo de los carotenoides) que en la naturaleza sirven para absorber el exceso de luz que puede llegar a dañar las plantas y, en particular, los rayos azules solares de mayor potencia. 
En el cuerpo humano, la luteína y la zeaxantina alimentarias se concentran, sin que sepamos exactamente cómo, en la mácula del ojo. 

Al parecer, poseen una fuerte función antioxidante que protege a las células del ojo contra los efectos destructivos de los radicales libres y, en concreto, contra la degeneración macular. Esto es lo que han puesto de manifiesto las últimas investigaciones. Un nivel mayor de luteína y zeaxantina en la dieta alimentaria está asociado con una menor incidencia de la degeneración macular. 
La luteína y la zeaxantina aumentan la densidad óptica de los pigmentos maculares en el ojo en la mayoría de los individuos. Se cree que estos pigmentos maculares protegen contra la degeneración macular. 


Actúan también contra las cataratas
Además de proteger la retina, la luteína y la zeaxantina también podrían reducir el riesgo de cataratas. 
Astaxantina: el secreto de una vista de lince
Proteger los ojos de los radicales libres sin embargo no es suficiente para recuperar una vista aguda. Es necesario también reestablecer la capacidad de adaptación del ojo. 

Otro micronutriente, la astaxantina, puede tener este efecto. Ocho estudios clínicos recientes demostraron que la astaxantina tenía un efecto positivo sobre la vista. Este compuesto, que encontramos principalmente en el salmón y en un pequeño crustáceo llamado "krill antártico" y en una micro alga de Suecia, reduce la inflamación del ojo, aumenta de manera significativa su capacidad de adaptación para un mejor ajuste de la vista, y suaviza la fatiga ocular provocada principalmente por el trabajo delante de una pantalla de ordenador, aumentando la irrigación sanguínea de los ojos. 

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